Durante muchas décadas, el odontólogo ha basado la precisión de la actividad endodóntica en una serie de radiografías intraorales efectuadas al principio, durante y al final del tratamiento.
Pero este procedimiento, ¿era útil para lograr su objetivo?
El examen radiográfico presenta algunos límites y puede ocasionar inconvenientes. En la práctica, la medición en una imagen bidimensional puede dar falsas indicaciones a veces, incidiendo negativamente en el resultado del tratamiento.
La llegada del detector apical ha sido el acontecimiento que ha revolucionado esta práctica clínica. Pero, ¿dónde surge la idea inicial que ha llevado a concebir este aparato?
A principios del siglo pasado Custer descubrió que era posible medir la longitud del canal radicular utilizando la corriente eléctrica, dado que los tejidos periapicales mostraban una conductividad superior a la de los intrarradiculares.
Este importante concepto, la medición de la resistencia al paso de la corriente eléctrica, fue el punto de partida para una serie de estudios que sentaron las bases para la producción del detector apical.
Uno de los pasos más importantes se debe a Suzuki, que en 1942 comprendió que efectivamente era posible efectuar mediciones mediante la inserción de dos electrodos: uno en el canal y otro en contacto con la mucosa.
Pero hubo que esperar hasta los años 60 para que Sunada creara el primer detector apical de la historia.
Lamentablemente este utilizaba corriente continua y para efectuar la detección era necesario que el canal estuviera completamente seco. Es esta la razón por la que los equipos de aquella época todavía no eran capaces de ofrecer mediciones exactas al profesional.
La evolución de los años siguientes permitió producir otros modelos de detectores que utilizaban corriente alterna. La precisión de la medición aumentó, pero todavía quedaban muchos límites por superar y este dispositivo no llegó a alcanzar una gran difusión.
Afortunadamente, la investigación y el desarrollo no se detuvieron y hoy en día podemos decir que el detector apical es un instrumento fiable que acompaña al endodoncista en su actividad cotidiana.
Un aspecto relevante respecto a los procedimientos anteriores es la fuerte reducción de las radiografías necesarias para el tratamiento endodóntico. Se trata de un aspecto muy apreciado por los pacientes, cada día más sensibles al tema.
En nuestros días, el profesional puede visualizar la información útil en un display a color para efectuar un procedimiento clínico de excelencia.
Aunque nace como un dispositivo independiente, a menudo el detector apical es conectado a un micromotor de endodoncia o integrado en el mismo. Esto permite detectar continuamente la evolución del instrumento en el canal hasta detener su movimiento y, en algunos casos, el sentido de rotación.
A nivel ergonómico el uso de equipos independientes puede dar lugar a algunas complicaciones, sobre todo si están conectados entre sí. La superposición de los cables de conexión entre el detector y el micromotor y los que están conectados a los electrodos necesarios para la medición continua puede generar dificultades durante la práctica clínica.
Una válida alternativa, típica de los equipos de última generación, es la posibilidad de integrar en la bandeja de instrumentos el detector apical que se conecta directamente a la pareja «micromotor/pieza de mano endodóntica».
En este caso, la información del detector se visualiza en la consola de control del equipo y, si está presente, también en el monitor. Esta integración permite monitorizar en tiempo real la fase de «instrumentación» del canal radicular.
En algunos modelos de equipos existe la posibilidad de:
El detector apical integrado está disponible en toda la gama Anthos, a partir del modelo A5.
Los modelos A7, L9, R7 y Surgical Cart pueden equiparse con el micromotor dotado de las funciones Autostop, Autoreverse y Autoforward y con una base de datos de limas endodónticas.
Este tipo de micromotor dialoga directamente con el localizador apical electrónico. Máxima ergonomía de trabajo en un «sistema integrado», a disposición de una endodoncia de excelencia.